
🌿 Un viaje que comienza en la tierra
El proceso del vino empieza mucho antes de llenar una copa. En Bodegas Alore, cada botella refleja la esencia del paisaje de Andosilla, el esfuerzo de las familias Resano y Alonso, y la dedicación constante a la tierra.
El ciclo productivo se basa en el respeto al entorno, el uso responsable de los recursos naturales y la búsqueda de vinos auténticos que expresen su origen.
Desde el primer brote de primavera hasta la cata final, el vino pasa por una serie de etapas que exigen cuidado, paciencia y conocimiento.
🌱 Cuidado del viñedo: el origen de la calidad
Todo comienza con la vid. En los campos de Andosilla, las cepas crecen bajo un clima equilibrado y suelos arcillo-calcáreos que aportan carácter a las uvas.
Durante el año, el equipo de Alore realiza trabajos fundamentales:
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Poda invernal: se controla el vigor de la planta para garantizar equilibrio entre hojas y racimos.
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Control natural de plagas: priorizando métodos biológicos y sostenibles.
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Riego moderado y laboreo cuidadoso: para mantener la salud del suelo.
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Selección manual de racimos: solo los mejores frutos continúan el proceso.
Estas prácticas aseguran que cada uva llegue a la bodega en su punto óptimo de maduración, base indispensable para elaborar un vino de calidad.
🍇 Vendimia: el momento más esperado
La vendimia marca el inicio visible del trabajo en bodega. En Bodegas Alore, se realiza de manera selectiva, combinando técnicas manuales y mecánicas según la parcela y variedad.
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Se controlan parámetros como el grado alcohólico potencial, la acidez y la madurez fenólica.
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Las uvas se recogen en el momento justo, buscando equilibrio entre azúcar y frescura.
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Se transportan en cajas pequeñas para evitar aplastamientos y oxidación.
Cada año, la vendimia se convierte en una celebración del esfuerzo colectivo, uniendo tradición y precisión técnica.
🍷 Fermentación: donde el mosto se transforma en vino
Una vez en bodega, las uvas se despalillan y prensan suavemente. A continuación, el mosto inicia la fermentación, donde las levaduras transforman los azúcares en alcohol y aromas.
En Bodegas Alore, este proceso se controla rigurosamente mediante:
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Temperaturas estables (entre 25 °C y 28 °C para tintos, 16 °C a 18 °C para blancos).
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Remontados y bazuqueos periódicos para oxigenar y extraer color y taninos.
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Fermentaciones naturales en muchas de las partidas, sin añadir levaduras comerciales.
El resultado es un vino joven, lleno de vida y matices que ya anticipan su potencial.
🪵 Crianza: el tiempo como aliado
Algunos vinos pasan directamente al embotellado, pero los más complejos entran en una nueva etapa: la crianza.
En las salas subterráneas de Alore, el vino madura en barricas de roble francés y americano, que aportan estructura, aroma y redondez.
Durante este periodo:
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El vino respira a través de la madera, suavizando taninos.
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Se desarrollan aromas de vainilla, cacao, especias y tostados.
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Los trasiegos se realizan con cuidado, siempre buscando claridad y estabilidad.
Cada tipo de vino —joven, crianza o reserva— tiene su tiempo justo de maduración.
🍾 Embotellado y reposo final
Una vez que el vino alcanza su punto ideal, se embotella y reposa unos meses antes de salir al mercado.
Este descanso permite que los aromas se integren y el vino se presente en su máxima expresión sensorial.
En cada botella de Bodegas Alore hay historia, tierra y pasión. El trabajo artesanal se une con la precisión moderna para ofrecer un vino honesto, equilibrado y con identidad.
🌟 De la vid a tu copa
El ciclo del vino es una cadena de detalles que solo da resultados excepcionales cuando cada eslabón se cuida con respeto y paciencia.
En Alore, ese viaje —de la vid a la copa— es mucho más que un proceso técnico:
es un acto de amor por la tierra, un diálogo entre naturaleza y tiempo que se percibe en cada sorbo. 🍷
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