La elaboración de un buen vino comienza en la viña. Elementos tan importantes como la selección de las variedades de uva como cada una de las decisiones tomadas en el viñedo tienen un impacto significativo en el resultado final del vino. Sin embargo, una misma uva y un mismo viticultor, en un suelo u otro, obtienen resultados totalmente distintos. El terroir desempeña un papel fundamental en la producción y características de un vino. Factores como la composición química del suelo, su estructura, drenaje y capacidad de retención de agua afectan directamente a las cualidades de las uvas y, por tanto, a los vinos que se elaboran con ellas.

Las principales características del suelo:
– composición química
Los diferentes tipos de suelo contienen minerales y nutrientes específicos que pueden afectar el crecimiento de la vid y, en última instancia, el sabor y el carácter del vino.

– Drenaje
Los suelos con buen drenaje permiten que las raíces de la vid se estiren y busquen nutrientes, y pueden almacenar suficiente agua para sostener la vid, lo que aumenta la complejidad y la calidad del vino.

– Capacidad de retención
Un suelo con una capacidad de retención de agua equilibrada ayuda a que las uvas maduren de manera óptima, lo que afecta el sabor y la concentración de azúcar en las bayas y, por lo tanto, en el vino resultante.

– estructura
La disposición de los componentes del suelo es una propiedad clave que afecta sus propiedades físicas, químicas y biológicas. Una buena estructura es esencial para un buen drenaje y retención de agua, así como para la vida microbiana y los procesos biológicos en el suelo.

Según estas características, podemos encontrar infinidad de clases de suelos. Sin embargo, como regla general, podemos agrupar los suelos de los viñedos en seis amplias categorías que pueden afectar el rendimiento del vino.

Tipos de suelo y sus características

1- Arcilla
Estos suelos contienen una alta proporción de partículas de arcilla y tienen una buena capacidad de retención de agua y nutrientes. Los suelos arcillosos tienden a producir vinos con cuerpo, estructura y concentración de sabores.

2- Suelo calcáreo
Estos suelos están compuestos principalmente de carbonato de calcio y otros minerales. Los suelos calcáreos suelen tener un buen drenaje y una alta capacidad de retención de agua. Estos suelos a menudo contribuyen a la obtención de vinos de alta acidez, elegantes y con un sabor mineral característico.

3- suelo arenoso
El suelo arenoso está compuesto principalmente por granos de arena, con una estructura suelta y drenaje rápido. Estos suelos permiten una buena penetración del agua y aireación del sistema radicular. Los vinos producidos en suelos arenosos tienden a ser más ligeros, frescos y fructíferos.

4- Suelo volcánico
Estos suelos se forman a partir de materiales volcánicos como ceniza volcánica y lava. Son conocidos por su alta capacidad de drenaje de agua y retención de calor. Los suelos volcánicos a menudo imparten acidez vibrante, mineralidad y un ahumado distintivo a los vinos.

5- Suelo de granito
Tienen su origen en la descomposición del granito, un tipo de roca ígnea. Son ricos en minerales, a menudo tienen un buen drenaje y tienden a impartir un carácter mineral a los vinos, con sabores a pizarra y acidez pronunciada.

6- Suelo aluvial
Estos suelos se forman a partir de sedimentos depositados por corrientes de agua como ríos y arroyos. Son suelos bien drenados y ricos en nutrientes. Los suelos aluviales varían en composición pero tienden a producir vinos con buena estructura y equilibrio.

Debe recordarse que esta clasificación es genérica, pero en realidad la mayoría de los suelos tienen características intermedias, y cada viñedo y región vitivinícola tiene características específicas que afectan el carácter del vino. Si sumamos la influencia del clima y las prácticas vitivinícolas, obtenemos un sinfín de vinos que, por suerte, podemos encontrar por todo el mundo.