Comprender los diferentes tipos de fermentación es fundamental para comprender los métodos de elaboración del vino. Todo ello supervisado minuciosamente por el enólogo para crear una variedad con personalidad y carácter bien definidos.

Echemos un vistazo a lo que constituye este proceso químico básico que convierte el jugo de uva en el vino que tanto amamos.

La fermentación del vino es una reacción química a través de la cual los azúcares de las uvas deben producir etanol y dióxido de carbono.

Las responsables de este proceso son las levaduras, tanto presentes de forma natural como añadidas durante la vinificación.

El proceso de fermentación involucra diferentes factores, como son las levaduras, la temperatura, la acidez y muchos más. Estos y las diferentes fermentaciones por las que pasa el vino, os las vamos a explicar un poco:

• Fermentación alcohólica: Esta es la primera fermentación del mosto, también conocida como fermentación etílica. La levadura se alimenta del azúcar del jugo de uva y lo descompone a través de procesos metabólicos. La reacción tiene lugar en un ambiente controlado, principalmente en grandes tanques de acero inoxidable.
• Fermentación maloláctica: La segunda fermentación se produce por la acción de las bacterias del ácido láctico, que convierten el ácido málico del vino en ácido láctico. Este es un proceso opcional que no ocurre naturalmente en todos los vinos. Esta es una fermentación que puede durar semanas o meses y siempre es seguida por una fermentación alcohólica. Está diseñado para suavizar la acidez y proporcionar una sensación en boca más redonda.